sábado, 15 de abril de 2017

Hormigas al rescate de sus compañeras heridas en combate


Las hormigas de la especie Megaponera analis son incapaces de sentir empatía, pero nunca abandonan a una compañera herida en el campo de batalla que tenga posibilidades de recuperarse. Se trata de un comportamiento único, que no se ha observado en ningún otro caso en el mundo de los insectos, donde las necesidades del individuo son insignificantes en comparación con las de la colonia. Lo han descrito investigadores de la Universidad de Würzburg (Alemania) gracias a los experimentos que han llevado a cabo en el Parque natural de Comoé, en Costa de Marfil. Además, han descubierto que unas feromonas son las responsables de desencadenarlo.
Megaponera analis, que habita gran parte del África subsahariana, se alimenta exclusivamente de termitas, y es conocida por los biólogos por su peculiar comportamiento de caza. Del hormiguero salen regularmente individuos exploradores en busca de sus presas. Cuando las localizan, regresan rápidamente al nido y reclutan un ejército de entre 200 y 500 hormigas, que marchan en columna durante decenas de metros hasta abalanzarse sobre su botín. Cada día, organizan entre dos y cuatro de estas cacerías.
Las termitas son el único alimento de esta especie de hormiga
Las termitas son el único alimento de esta especie de hormiga (ETF89/Wikimedia Commons)
Pero una dieta tan singular tiene su precio: las especies de termitas que sufren los ataques de M. analis han desarrollado una clase de soldados especializados en defenderse de sus cazadores. Con sus enormes mandíbulas, pueden herir de gravedad a las hormigas, e incluso seccionarles extremidades o partes del cuerpo. Sin embargo, el destino de los individuos lesionados, algunos mutilados de por vida, no está sellado.
Operación de salvamento
Al terminar la batalla, las hormigas peinan el área en busca de sus trofeos de caza, antes de reagruparse y regresar de vuelta a sus nidos. En el proceso también pueden encontrarse compañeras heridas, que revelan su condición secretando unas feromonas de las glándulas de sus maxilares, según publican los científicos esta semana en la revista Science Advances .
Cuando una hormiga emite estas feromonas, sus congéneres la examinan con sus antenas para determinar su estado. Si presenta heridas fatales –si ha perdido el abdomen o la cabeza–, la abandonan a su suerte: de nada sirve a la colonia transportar a un moribundo. En cambio, si se puede recuperar –por ejemplo, si ha perdido una pata o si tiene termitas enganchadas–, la recogen en sus fauces y cargan con ella en el viaje de regreso al hormiguero. Todavía no se sabe cómo hacen esta distinción.
Un individuo con dos termitas enganchadas que murió de agotamiento de regreso al nido durante la investigación
Un individuo con dos termitas enganchadas que murió de agotamiento de regreso al nido durante la investigación (Frank et al. Sci. Adv. 2017;3:e1602187)
De vuelta en la seguridad del nido, las hormigas lastimadas se recobran casi totalmente. Sus hermanas retiran las termitas que mantienen su mordedura, sin ninguna secuela en el 90% de los casos. A las pocas horas, los investigadores las vieron volver a marchar en columna para participar en nuevos ataques. Las que han perdido uno o dos miembros aprenden a moverse con cinco o cuatro patas; después de 24 horas ya son capaces de correr igual de rápido que sus compañeras sanas. De hecho, el 21% de todas las hormigas que forman parte de las columnas de ataque tienen algún tipo de lesión permanente.
En cambio, cuando los investigadores obligaron experimentalmente a hormigas con este tipo de heridas a volver solas al hormiguero, una vez la columna ya había regresado, un 32% murió por el camino. La mayoría de las bajas se debieron a que las cazaron otros depredadores, como arañas, o bien a la extenuación, ya que les suponía un esfuerzo mucho mayor desplazarse en su estado.
La mayoría de las muertes de hormigas heridas que vuelven solas al nido se deben a que son cazadas por depredadores como las arañas (en la imagen)
La mayoría de las muertes de hormigas heridas que vuelven solas al nido se deben a que son cazadas por depredadores como las arañas (en la imagen) (Frank et al. Sci. Adv. 2017;3:e1602187)
En el mundo de las hormigas, el individuo no tiene ningún valor, explica en entrevista telefónica a Big Vang Erik Frank, investigador de la Universidad de Würzburg y autor principal del estudio. “Todo lo que hacen es por el bien de la colonia”, remarca. Por eso, cuando se percató del comportamiento de rescate de M. analis, le pareció “increíble”. Se trata además de la primera especie de hormiga conocida que presta ayuda sus congéneres ante un peligro abstracto, sin que haya una amenaza inmediata.
Esta conducta tan inusual, no obstante, tiene una explicación evolutiva. A M. analis le sale más a cuenta salvar individuos heridos, aunque deban cargar con ellos largas distancias, en lugar de que tengan que nacer más hormigas para sustituir a las caídas en combate, según el modelo que han elaborado los investigadores de Würzburg. “Así ahorran energía”, señala Frank. Gracias a los rescates, la colonia puede mantener un tamaño un 30% mayor, y sólo necesita que nazcan 13 nuevas hormigas al día. 
No lo hacen porque les den pena las compañeras lastimadas, sino simplemente porque tiene un beneficio para la colonia
ERIK FRANK
Autor principal del estudio
En cuanto a cómo surgió el comportamiento, los científicos no lo tienen claro, aunque piensan que pudo evolucionar en pasos intermedios. Se han observado las mismas feromonas en una especie cercana, que las secreta cuando queda atrapada bajo tierra. Cuando las sustancias son detectadas por compañeras de la misma colonia, las impulsan a cavar para liberarla. “Y llevar hormigas en la boca también es un comportamiento relativamente conocido”, informa Frank; suele ocurrir en migraciones o para mostrarles el camino hacia una fuente de comida.
Ayudar sin empatía
El investigador recalca que el comportamiento de rescate de M. analis no tiene nada que ver con la empatía. “No lo hacen porque les den pena las compañeras lastimadas, sino simplemente porque tiene un beneficio para la colonia. Rescatar individuos sólo tiene sentido si después de vuelta son útiles”. De hecho, los investigadores proponen que el comportamiento de ayuda puede surgir por mecanismos alternativos a la empatía de los mamíferos, y exponen el caso de M. analis como un ejemplo de ello.

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