Se cree que la vida en la Tierra surgió entre hace aproximadamente unos 4000 y 3800 millones de años. Pero si bien existe cierto consenso ante la fecha en que tuvo lugar este salto fundamental en la historia de nuestro planeta, el modo en que produjo el pistoletazo de salida para la carrera de la evolución biológica sigue siendo objeto de controvertido debate entre la comunidad científica.
En la actualidad, para tratar de explicar los orígenes de la primeras moléculas orgánicas en nuestro planeta, podemos encontrar dos hipótesis enfrentadas. La primera defiende que la vida tiene un origen terrestre. De hecho hace tan solo un año se publicaba en la revista Nature Chemistry un estudio que abogaba por la posibilidad de que las primeras moléculas capaces de autoreplicarse podrían haber surgido en las burbujas atrapadas en los pequeños poros de las rocas volcánicas, cuando nuestro planeta estaba todavía formándose.
La gran alternativa a la vida de origen terrestre se concreta en llamada hipótesis de la Panspermia, la cual aboga por que la materia orgánica pudo haber llegado a nuestro planeta desde el espacio exterior. Ahora, en este sentido, un nuevo estudio publicado esta semana en la revista Scientific Reports bajo el título Impact-induced amino acid formation on Hadean Earth and Noachian Mars viene a reforzar la idea de que el impacto de asteroides en el océano podría resultar crucial para explicar la formación de las moléculas esenciales para la vida.
Para sostener esta afirmación, un equipo internacional de investigadores de la Universidad de Tohoku, el Instituto Nacional de Ciencia de Materiales (NIMS), el Centro de Investigación Avanzada de Ciencia y Tecnología de Alta Presión (HPSTAR) y la Universidad de Osaka investigaron las reacciones involucradas cuando un meteorito se estrella en el océano. Para ello, simularon las reacciones entre dióxido de carbono, nitrógeno, agua y hierro en una instalación de laboratorio que simulaba el impacto de un meteorito en la Tierra gracias a un sistema de propulsión, revelando que con el impacto simulado se produjo la formación de aminoácidos como la glicina y la alanina; aminoácidos básicos de las proteínas que catalizan numerosas reacciones biológicas.
El equipo utilizó dióxido de carbono y nitrógeno molecular como fuentes de carbono y nitrógeno porque estos gases son considerados los dos componentes principales de la atmósfera en la Tierra Hadeana de hace 4000 millones de años.
Yoshihiro Furukawa, de la Universidad de Tohoku y autor principal del artículo explica que: "hacer que las moléculas orgánicas formen compuestos reducidos como el metano y el amoníaco no es difícil, pero en ese momento se considera que eran componentes minoritarios en la atmósfera". "El hallazgo de la formación de aminoácidos a partir de dióxido de carbono y nitrógeno molecular es muy revelador, pues evidencia la posibilidad de la formación de los componentes básicos de la vida a partir de estos compuestos ubicuos".
La hipótesis de que alguna vez existió un océano en Marte también plantea una linea de investigación muy interesante para Furukawa y su equipo, pues resulta probable que tanto el dióxido de carbono como el nitrógeno hubiesen sido los principales gases constituyentes de una atmósfera marciana cuando en el planeta rojo existió un hipotético océano. De este modo, según los investigadores, la formación de aminoácidos inducida por el impacto de meteoritos también proporcionaría una potencial fuente de ingredientes para la vida en el antiguo Marte.
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