Las colonias de arañas con diversas personalidades presentan un mayor éxito ante los cambios de temperatura extremos.
Behavioral Ecology
Un ejemplar macho de araña Anelosimus studiosus se acerca a su presa. [Alex Wild]
De la misma manera que las personas, los animales también tienen su personalidad. En este contexto, algunas de las grandes preguntas que intentan resolver los investigadores son: de dónde surge esa diferencia, de qué depende y cómo se mantiene. En fecha reciente, un equipo de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill ha descubierto un beneficio de la variedad de personalidades en Anelosimus studiosus, una especie de araña social: esa diferencia ayuda a proteger a las colonias de los cambios de temperatura extremos.
«Vivimos en un momento de cambio global, y los científicos están viendo que estos cambios pueden tener un gran impacto sobre organismos individuales y grupos de organismos. Sin embargo, se ha estudiado poco la personalidad de los individuos y cómo las personalidades de los grupos pueden alterar su respuesta a esos cambios, sobre todo en los ambientes de temperatura diferentes», señala Spencer Ingley, uno de los autores del trabajo.
La especie Anelosimus studiosus vive, entre otras lugares del continente americano, en Carolina del Norte, y sus individuos se caracterizan por una de dos personalidades: son dóciles o altamente agresivos. Ahora bien, dentro de la colonia comparten el espacio vital así como las tareas de cuidado de las crías y captura de las presas.
Mejor mezcladas
Los investigadores analizaron el efecto que la temperatura ejercía en la capacidad de las arañas para sobrevivir y reproducirse como individuo y dentro de una colonia. Para ello las sometieron a condiciones ambientales de algo más de 23 0C y a casi 34 0C. Según constataron, la temperatura alta influía de manera negativa en las arañas agresivas, pues sus posibilidades de sobrevivir y reproducirse disminuían; en cambio, las arañas dóciles se reproducían mejor y su capacidad de supervivencia aumentaba a temperaturas más altas. Los investigadores observaron el mismo patrón cuando las colonias estaban formadas solo por individuos agresivos o únicamente por ejemplares dóciles.
Sin embargo, cuando la colonia contaba con animales de ambas personalidades, es decir, arañas agresivas y dóciles, las primeras no morían a temperaturas altas. Asimismo, las dóciles sobrevivían a temperaturas más frías. En otras palabras, ninguna araña agresiva era capaz de reproducirse a 33 0C y la mayoría de ellas moría a esa temperatura, pero cuando se incorporaban arañas dóciles al grupo, las agresivas prosperaban en esas condiciones ambientales.
«Algunos aspectos de la vida en una sociedad diversa protegen a estas arañas agresivas de presiones selectivas que de otro modo las mataría», indica Ingley. «Sin esas personalidades diversas, estas sociedades de arañas serían más vulnerables a las fluctuaciones extremas de temperatura. Resulta interesante plantearse si nuestras propias sociedades podrían beneficiarse de la diversidad de una manera similar», concluye.
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