sábado, 29 de marzo de 2014
Dinosaurios Saurisquios. La Naturaleza en Aragón
Dinosaurios Carnívoros
Dos ejemplares fósiles de una criatura del Jurásico dan nuevas pistas sobre el origen de los mamíferos
Esqueletos fósiles casi completos de unas criaturas del Jurásico
denominadas haramiyidos revelan que estos animales presentan características
individuales muy diferentes entre sí. Uno de los ejemplares hallados en China
estaría adaptado para la vida en los árboles, mientras que el otro sería mucho
más primitivo y viviría en tierra.
Reconstrucción de Arboroharamiya jenkinsi, un mamífero del Jurásico que
Estudios independientes sobre dos nuevos fósiles de
animales de la época del Jurásico de China (especímenes de entre 160 y 165
millones de años) han dado lugar a reconstrucciones contradictorias sobre el
origen de los mamíferos.
Ambos ejemplares, presentados en el último número de la revista
Nature, son esqueletos casi completos de unas criaturas denominadas
haramíyidos cuya relación con los mamíferos ha sido ampliamente discutida.
Aunque los dos fósiles encontrados parecen ser de la misma familia, los
análisis individuales revelan que ambos ejemplares tenían características muy
diferentes.
Ambos
ejemplares son esqueletos casi completos de unas criaturas denominadas
haramíyidos cuya relación con los mamíferos ha sido ampliamente discutida
“Este grupo de animales se conoció por primera vez por
medio de dientes aislados, por lo que los rasgos descritos anteriormente se
basaban principalmente en características dentales. Cada una de las muelas de
estos haramíyidos se caracteriza por tener dos filas de pequeñas coronas que
tienen diferentes alturas, un distintivo que no existe en ningún mamífero vivo
hoy en día”, explica a SINC Jin Meng del Museo Americano de Historia Natural
(EE UU), y autor principal de uno de los estudios.
Este conocimiento limitado a los dientes llevó a los
investigadores a sugerir que estaban relacionados con los multituberculados, un
grupo extinto de mamíferos cuyo aspecto recuerda al de los roedores modernos y
que tenían hábitos arborícolas.
Meng y su equipo hicieron una descripción del fósil de la
especie, al que se ha denominado Arboroharamiya, un animal de cara
corta adaptado a la vida en los árboles. Las características de su esqueleto
parecen apoyar la opinión de que los haramíyidos están emparentados con los
multituberculados, lo que implicaría que el origen de los verdaderos mamíferos
se encuentra a finales del período Triásico, hace más de 200 millones de años.
Esto supondría, según el científico, que los mamíferos
evolucionaron muy temprano, en el Triásico Tardío, y que se diversificaron en
su morfología para adaptarse a diversos hábitats, como vivir en los árboles.
“La fecha de origen de los mamíferos depende de lo que se
considere como tal. En nuestro estudio hemos dado una estimación de entre hace
228 hasta 201,3 millones años, pero en otros estudios las dataciones coinciden
con fechas más recientes”, declara Meng.
Megaconus es el otro haramíyido
descrito por el equipo de Zhe-Xi Luo, investigador de la Universidad de Bonn
(Alemania). En contraste con Arboroharamiya, Megaconus es sorprendentemente
primitivo en muchos de sus rasgos como la mandíbula y el tobillo, lo que
sugiere que es un mamífero temprano, con características que parecen favorecer
la vida en la tierra y no está relacionado en absoluto con los
multituberculados.
"Estas genealogías divergentes tienen implicaciones
profundas para el origen y la diversificación temprana de los mamíferos",
asegura Richard Cifelli del Museo de Historia Natural de Oklahoma (EE UU).
Se necesitarán análisis adicionales y más fósiles para
perfeccionar el conocimiento de la evolución temprana de los mamíferos.
Referencias bibliográficas:
Xiaoting Zheng, Shundong Bi, Xiaoli Wang, Jin Meng
"A new arboreal haramiyid shows the diversity of crown mammals in the
Jurassic period", Nature 500: 199 - 202. 8 de agosto de 2013. doi:10.1038/nature12353.
Chang-Fu Zhou, Shaoyuan Wu, Thomas
Martin, Zhe-Xi Luo "A Jurassic mammaliaform and the earliest
mammalian evolutionary adaptations" Nature 500: 163 - 167. 8 de agosto de 2013.
doi:10.1038/nature1242.
prueban el papel de un receptor proteico en la percepción del dolor
Un equipo de
investigadores americanos y alemanes ha descrito el papel de una proteína clave
en la lucha contra el dolor . El estudio, publicado el pasado 14 de abril en el
Journal Science, muestra como la activación del receptor de la capsaicina o VR1
contribuye a la aparición dolor en ratones normales y saludables, y demuestra
que el receptor se activa por acción del calor y de sustancias picantes, así
como protones. Para su investigación el
equipo de científicos utilizó una estirpe de ratones a los que se inactivó el
gen VR1 mediante la técnica denominada "knock-out". Comparando sus
respuestas al calor con las de ratones normales observaron como, mientras éstos
se alejaban de los estímulos del calor, los ratones desprovistos del gen
respondían más lentamente. Así mismo, los ratones experimentales ingerían el
agua con capsaicina sin reacción negativa.
El estudio va más allá de las reacciones producidas por el calor o las
sustancias picantes. Según afirman los investigadores, los receptores VR1 son
también activados por los protones liberados cuando los órganos del cuerpo se
inflaman por una infección. Cuando esto sucede los nervios pueden activarse a
la temperatura corporal normal, causando un dolor constante y persistente. En
los ratones experimentales la sensación de dolor producida por la inflamación
desaparecía, reflejando la incapacidad de los protones para interactuar con el
receptor de capsaicina.
David Julius y
Michael Caterina y Allan Basbaum, clonaban ya en 1997 el VR1 por primera vez ,
demostrando 'inequívocamente que el blanco molecular de la acción de la
capsaicina en las neuronas sensitivas es un canal iónico de tipo proteico' (Nature
1997 "The capsaicin receptor: a heat-activated ion channel in the pain
pathway"). Desde entonces un cierto número de compañías farmacéuticas ha
analizado distintos fármacos para inactivar el receptor, en busca de métodos
eficaces para combatir el dolor. El último hallazgo sugiere que el bloqueo del
VR1 mediante fármacos podría constituir un remedio eficaz para controlar
determinados tipos de dolor.
Cómo oír la gran explosión
Imagine que desea vislumbrar el principio del tiempo, los primeros instantes de la creación del cosmos. Podría comenzar construyendo el telescopio perfecto, un instrumento tan potente que permitiese ver los confines del universo observable. Lo situaría en la cumbre de una montaña seca, lejos del resplandor de la civilización, y lo dotaría de un espejo gigante, mucho mayor que los que pueden lanzarse al espacio. Suponga que, tras una inversión de miles de millones y largos años de observación, lograse detectar hasta el último fotón a su alcance. ¿Qué joyas celestes se le revelarían?
Unas cuantas. En primer plano, distinguiría varios planetas errando a través de la red inmóvil de las constelaciones. Detrás, las estrellas más próximas aparecerían enormes sobre un fondo de diminutas manchas blancas. Cientos de millones de años luz más lejos brillarían multitud de galaxias. Y, si apuntase su telescopio ideal al lugar adecuado, aparecerían ante usted las primeras estrellas: descomunales esferas de hidrógeno y helio, cuya luz iluminaba el universo primitivo.
Sin embargo, la luz nunca podrá mostrarle todo el cosmos. Por perfecto que fuese su telescopio, jamás llegaría a ver los primeros instantes del universo. Durante los primeros cientos de miles de años posteriores a la gran explosión, los fotones se encontraban atrapados en una espesa sopa de partículas que bloqueaba la propagación de la luz. No fue sino 380.000 años después de la gran explosión cuando el universo se enfrió lo suficiente para tornarse transparente al paso de la luz. Ese primer destello liberado entonces es lo que hoy denominamos fondo cósmico de microondas (CMB, por sus siglas en inglés). Si bien constituye uno de los más valiosos pilares de la cosmología moderna, es también un muro: una barrera temporal más allá de la cual no hallaremos más que oscuridad.
Los astrónomos se hallan ante el umbral de una nueva era: puede que muy pronto comiencen a detectarse las primeras señales directas de ondas gravitacionales.
Las ondas gravitacionales revelarían un universo hasta ahora oculto. Podrían también mostrar cómo era el cosmos instantes después de la gran explosión.
De cara al futuro, se han propuesto dos técnicas para construir los primeros detectores espaciales de ondas gravitacionales: una basada en láseres y otra, en átomos ultrafríos.
Investigacion y Cienciencia
- Andersen, Ross D.
jueves, 27 de marzo de 2014
Diversidad marina escondida
Las
especies son unidades naturales fundamentales. Su delimitación adecuada
constituye un requisito esencial para la evaluación de la biodiversidad y la
comprensión de su ecología, la biogeografía, la historia evolutiva y los
mecanismos de especiación.
Dentro
de los eucariotas unicelulares del fitoplancton, las estimaciones de la
diversidad biológica aún se basan principalmente en las características
morfológicas. Pero los resultados de las evaluaciones taxonómicas moleculares
que se han realizado en tiempo reciente sugieren que la diversidad del
fitoplancton se ha subestimado en gran medida.
Las
diatomeas corresponden al grupo de microalgas más abundante y diversificado; en
el ambiente marino forman parte del fitoplancton. Se caracterizan por presentar
una cubierta de sílice en forma de caja compuesta por dos valvas. Las
variaciones en la morfología de las valvas permiten a veces identificar la
especie en cuestión, pero con frecuencia no existen, o apenas existen,
diferencias morfológicas entre una especie y otra. Se trata de organismos
crípticos o semicrípticos, aislados reproductivamente pero difíciles o
imposibles de distinguir en cuanto a sus caracteres morfológicos. Sin embargo,
sí presentan una divergencia en el hábitat, la fisiología o los rasgos del
ciclo de vida.
Para
entender la diversidad del fitoplancton, resultan básicos el concepto biológico
de especie (grupos que se cruzan entre sí y que se hallan aislados reproductivamente
de otros) y el concepto filogenético, basado en la historia evolutiva (la
especie pertenece a un grupo único con un linaje común).
CORTESÍA DE E. GARCÉS Y S. QUIJANO
En el
género marino de diatomeas Pseudo-nitzschia, lo que se consideraba una
sola especie, P. delicatissima, se ha descubierto que en realidad
correspondía a un complejo de especies crípticas que no se distinguían
morfológicamente. No obstante, el análisis filogenético indicaba que había al
menos dos genotipos. Los experimentos de laboratorio realizados por nuestro grupo
han demostrado que los individuos de uno de los dos clados logran entre sí una
reproducción sexual exitosa. En cambio, los intentos realizados para que ambos
clados se crucen han resultado infructuosos.
Los dos
genotipos se encuentran en el mar Mediterráneo. Hemos concluido que los dos
clados se hallan separados por barreras reproductivas y en realidad
corresponden a dos especies distintas. Lo que se nombraba como una sola
especie, P. delicatissima, actualmente son dos: P.delicatissima y P.
arenysensis.
Garcés, Esther Quijano, Sonia
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