Es una enfermedad hereditaria que se caracteriza por un problema en la coagulación de la sangre debido a la falta de uno de los factores que intervienen y que provoca una persistencia de las hemorragias.
En el momento en que alguna parte del cuerpo sangra, se producen determinados procesos que ayudan a la formación de coágulos y que, de este modo, pueda cesar el sangrado.
En este proceso participan proteínas que se denominan factores de coagulación, elementos que se presentan con una cantidad deficiente al organismo de las personas con hemofilia.
Los dos tipos más comunes de la hemofilia son la hemofilia A y la hemofilia B.
Los síntomas y signos que presentan los hemofílicos son:
● Sangrado excesivo e inexplicable por cortes o por lesiones, o después de una cirugía o de un arreglo dental
● Muchos morados grandes o profundos
● Sangrado inusual después de las vacunas
● Dolor, hinchazón u opresión en las articulaciones
● Sangre en la orina o en las heces
● Sangrado nasal sin causa conocida
● En los bebés, irritabilidad inexplicable
El tratamiento principal para la hemofilia es la terapia de reemplazo: los factores de coagulación concentrados inyectan en la vena del paciente para reemplazar el factor deficiente o nulo (vía intravenosa).
No existe una cura para la hemofilia. Sin embargo, actualmente se están realizando pruebas con varios tipos de terapias genéticas.
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