Un tratamiento
antirretroviral de 48 semanas, administrado en fases tempranas de la
infección por el VIH, provoca la ralentización de daños en el sistema
inmunológico y retrasa la necesidad de tomar fármacos
antirretrovirales a largo plazo, según un artículo publicado ayer en New England Journal of Medicine. Este retraso era poco superior al periodo dedicado al tratamiento temprano.
El estudio, que es el ensayo clínico más amplio jamás realizado con
participantes recientemente infectados, también sugiere que este
tratamiento reduce la cantidad de virus en la sangre hasta 60 semanas
después de detenerlo, un hecho que reduce potencialmente
el riesgo de transmisión.
SPARTAC (Short Pulse Anti-Retroviral Therapy at HIV Seroconversion)
se desarrolló durante más de cinco años e involucró a 366 adultos
–mayoritariamente mujeres heterosexuales y hombres homosexuales– de
Australia, Brasil, Irlanda, Italia, Sur Sudáfrica,
España, Uganda y el Reino Unido. Fue coordinado por investigadores del
Imperial College de Londres y el Medical Research Council (Inglaterra).
El equipo español que
participó, con Josep Maria Miró como investigador principal, trabaja en
el Servicio de Enfermedades Infecciosas y sida del IDIBAPS - Hospital
Clínic de Barcelona.
Todos los voluntarios
del ensayo clínico fueron identificados durante los seis meses
posteriores a la infección por VIH y se distribuyeron al azar entre un
grupo que recibió antirretrovirales durante 48 semanas,
otro que los recibió 12 semanas y un último que no recibió medicación
(el último grupo corresponde a la práctica estándar actual en el
tratamiento del VIH cuando se detecta la infección). Los investigadores
midieron el tiempo que tardó cada voluntario en alcanzar
unos niveles de células T CD4 inferiores a las 350 células por milímetro
cúbico y/o comenzar la medicación con antirretrovirales de por vida.
Los resultados apuntan que, de promedio, los participantes que no
habían recibido el tratamiento antirretroviral inmediatamente debían
comenzar el tratamiento definitivo de por vida 157 semanas después de la
infección. Los del grupo que habían recibido
un tratamiento de 12 semanas justo después de la infección tuvieron que
empezar el tratamiento definitivo de promedio al cabo de 184 semanas
después de la infección (un retraso de 27 semanas que no se consideró
significativo por responsables del ensayo).
Por último, los voluntarios que recibieron antirretrovirales
durante 48 semanas pasaron 222 semanas sin tener que empezar el
tratamiento a largo plazo - un retraso de 65 semanas. Esto representa un
cambio significativo en comparación con el grupo que no
recibió tratamiento justo después de la infección o lo recibió durante
12 semanas, aunque el tiempo sin medicación no fue significativamente
más largo que las 48 semanas de tratamiento inicial que habían recibido
estos participantes.
Por otro lado, los participantes del grupo que recibió 48 semanas
de tratamiento inicial presentaron durante todo el estudio unos
recuentos de células T CD4 más elevados que los de los otros dos grupos,
reduciendo potencialmente el riesgo de desarrollar
infecciones secundarias como la tuberculosis. También presentaban
niveles más bajos de VIH en la sangre en comparación con el resto de
voluntarios durante más de un año después de suspender el tratamiento
inicial. Esto podría tener como efecto el reducir el
riesgo de transmitir el virus a sus compañeros sexuales.
Los investigadores no encontraron evidencias de que comenzar el
tratamiento durante los seis meses posteriores a la infección pudiera
producir resistencias en el virus o que su suspensión comportara muertes
inesperadas o daños en el sistema inmunológico.
"Estos resultados son
prometedores y sugieren que un tratamiento que dure un año para gente
recién infectada por el VIH podría tener algunos beneficios tanto sobre
su sistema inmunológico como en el control del
virus. El tratamiento también reduce la cantidad de virus en el cuerpo
durante cierto tiempo después de que el paciente detenga el tratamiento
inicial. Esto podría ser muy importante para ayudar a reducir el riesgo
de transmisión a la pareja por vía sexual",
resume Sarah Fidler, del Imperial College de Londres, que dirigió el
estudio.
Actuar cerca de la infección
Un análisis independiente de los resultados sugirió que el
tratamiento de 48 semanas era más beneficioso cuanto más cerca del
momento de la infección se comenzara. Si no recibían el tratamiento, los
participantes que entraron en el estudio en un momento
más cercano al de la infección por el VIH tendían a ver reducido el
número de células T CD4 con mayor rapidez. Esto significa que sufrían
una mayor agresión de su sistema inmunológico.
Fue en este grupo que el tratamiento de 48 semanas parecía
conllevar los mayores beneficios. Eso sí, no queda claro por qué motivo
la visita al médico de estas personas se producía tan poco tiempo
después de la infección. Los responsables del estudio opinan
que podría deberse a que se encontraban mal. Para confirmar esta
observación serán necesarios nuevas investigaciones centradas en
personas en los estadios más iniciales de la infección, una población
difícil de identificar.
Jonathan Weber, investigador en jefe del estudio y cientíco del
Imperial College, explica que estos resultados refuerzan la importancia
de hacerse con frecuencia análisis para detectar el VIH, especialmente
en poblaciones de riesgo: "Es muy importante
hacer un análisis y un diagnóstico muy pronto. Cuando una persona acaba
de contraer el VIH se encuentra en uno de los momentos más infecciosos.
Además, a menudo no son conscientes de que son portadores y por tanto es
más probable que lo transmitan. Cuanto antes
puedan ser diagnosticados mayores son las probabilidades de limitar la
expansión del virus y antes pueden recibir apoyo y recomendaciones
útiles".
De todos modos, los investigadores reconocen que antes de
recomendar cambios importantes en las guías clínicas de tratamiento del
VIH se necesitan nuevas investigaciones para evaluar cuál es la mejor
opción para controlar el virus a largo plazo, ya que
se puede dar el caso de que en realidad la opción más óptima fuera un
tratamiento inicial que durara más de 48 semanas, o incluso empezar con
un tratamiento de por vida desde el primer momento.
"Ahora necesitamos valorar si los beneficios que ofrece una
intervención temprana superan los retos estratégicos y económicos que
podrían conllevar estos cambios de política, especialmente en países con
pocos recursos como los de África, aunque se trate
de los lugares donde podría haber un impacto más positivo en términos de
prevención de la tuberculosis", añade Gita Ramjee, director de la
Unidad de Investigación en la Prevención del VIH del South African
Medical Research Council, que coordinó la participación
sudafricana.
La evolución del VIH
A no ser que se sometan
a pruebas regulares, la mayor parte de los afectados no se darán cuenta
de que son seropositivos durante un tiempo que puede alargarse años.
Los síntomas iniciales pueden ser similares
a los de una gripe o de otras infecciones virales, y para la mayoría de
la gente puede existir un periodo de muchos años durante el cual son
portadores del virus pero no enferman.
Sin embargo, el sistema
inmunológico no conseguirá eliminar completamente el VIH. El virus se
esconde, debilitando lentamente las defensas del organismo y destruyendo
las células T CD4, que juegan un papel clave
en la respuesta inmunológica. Si no se administra el tratamiento, el
sistema inmunológico queda cada vez más comprometido exponiendo al
individuo a un riesgo creciente de desarrollar otras infecciones que
podrían amenazar su vida.
Para evitar este
extremo, las guías internacionales de tratamiento recomiendan que cuando
el número de células T CD4 disminuye hasta cierto nivel - 350 células
por milímetro cúbico - los individuos empiecen un
tratamiento de por vida con fármacos antirretrovirales. Estos
medicamentos no sólo evitan que se siga destruyendo el sistema
inmunológico, sino que posibilitan su recuperación.
Varios estudios
observacionales han sugerido que administrar el tratamiento en el
momento en el que se produce la infección por VIH podría desacelerar la
destrucción del sistema inmunológico y retrasar el momento
de iniciar el tratamiento de por vida con medicación antirretroviral.
SPARTAC es el primer gran estudio aleatorizado que analiza esta
hipótesis.
La Partícula de Déu