Gracias a las
imágenes captadas desde el telescopio Isaac Newton en La Palma, un
equipo europeo de astrónomos ha construido un mapa tridimensional del
remanente de una nova, es decir, de los restos que quedaron
tras la explosión en una estrella. Los resultados se acaban de presentar
en la revista Astrophysical Journal.
La protagonista de la
historia es la estrella GK Persei, situada a ‘tan solo’ 1.300 años luz
de la Tierra. También se la conoce como Nova Persei 1901 porque en su
superficie ocurrió la fuerte erupción termonuclear
el 21 de febrero de 1901. Aquel día los astrónomos observaron cómo su
resplandor aumentó de repente, hasta el punto de convertirla en una de
las más brillantes del firmamento.
Lo sorprendente es que
aquel estallido creó un remanente de material, formado por grumos
gaseosos, que comenzó a ser visible en 1916. “Desde entonces el
espectáculo visual es similar a una explosión de fuegos
artificiales a cámara superlenta”, compara Miguel Santander,
investigador del Observatorio Astronómico Nacional y coautor del
trabajo.
Tras un paciente
trabajo de recopilación de imágenes, el equipo ha podido medir los
movimientos de más de 200 grumos, así como su velocidad radial por el
efecto Doppler, una forma de ver si se alejan o acercan
de nosotros. Así se ha podido generar el mapa en 3D de la nova y
analizar su dinámica.
“Estos datos raramente
están disponibles en astrofísica, porque generalmente la expansión
aparente, es decir, en el plano del cielo, no se puede observar en la
mayoría de los objetos”, destaca otro de los autores,
Romano Corradi, del Instituto de Astrofísica de Canarias.
Un resultado inesperado
En cualquier caso, el
resultado principal de este trabajo “es que el gas parece que se está
alejando del centro de forma balística, o sea, libremente, sin apenas
reducir su velocidad y contrariamente a lo que
se creía en estudios anteriores”, comenta la autora principal de la
investigación, Tiina Liimets, del Observatorio de Tartu en Estonia.
Hasta ahora se pensaba
que el gas de la explosión se iría frenando “significativamente” por
encontrar en su camino la gran cantidad de materia que se supone había
expulsado la estrella con anterioridad. Sin embargo
su velocidad se mantiene en un rango de entre 600 y 1.000 kilómetros por
segundo.
Mucho antes de la
explosión de 1901, hace más de cien mil años, GK Persei ya había sufrido
una gran trasformación de gigante roja a enana blanca. En aquel proceso
expulsó sus capas externas formando una nebulosa
planetaria, una gigantesca nube de gas dentro de la cual está ahora
creciendo la nova en 3D.
La Partícula de Déu
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