l cráter de Chicxulub, sitiuado en la península de Yucatán, México, es la zona donde ocurrió todo para la comunidad científica, el enclave donde se activó la cuenta atrás para los dinosaurios tras el impacto de un asteroide en la Tierra que marcó un antes y un después en el planeta. Tal y como que señalan desde la Universidad de Granada, que ha participado en una investigación internacional en la que se ha analizado la rápida recuperación que experimentó el ecosistema de Chicxulub tras el episodio en el que se dictó sentencia a los dinosaurios, se trata de un cráter de 180 kilómetros de diámetro ocasionado por el impacto de un meteorito que cayó hace unos 66 millones de años. Un acontecimiento ocurrido a finales del Cretácico que produjo una extinción masiva que ha pasado a la historia como el evento K-Pg.
El efecto que habría desatado el bólido se podría comparar con el perjuicio que provocarían mil millones de bombas atómicas, un impacto que alteró significativamente el medio a nivel global, produciendo grandes desastres naturales como terremotos de magnitud superior a 11 en la escala de Richter, tsunamis en los que el agua alcanzó una altura de entre 100 y 300 metros, lluvias ácidas, fuegos a distancias de entre 1.500 y 4.000 kilómetros del cráter y también un aumento de las temperaturas. A pesar de ello, la zona sobrevivió a la masacre en un periodo de tiempo relativamente corto a escala geológica. Según el último estudio que se ha publicado esta semana en la revista 'Geology' con nuevos datos sobre cómo y por qué se recuperó tan rápidamente la vida en el lugar donde impactó el asteroide, tan solo tuvieron que pasar 700.000 años para que el ecosistema alcanzase niveles de abundancia y diversidad importantes tras recuperarse inicialmente ciertos organismos.
Teniendo en cuenta análisis icnológicos previos llevados a cabo con anterioridad en el cráter de Chicxulub y que ya pusieron de manifiesto la rápida recuperación inicial de la comunidad tras el impacto —con el resultado de la investigación publicado en la revista 'Nature' en 2018—, la investigación, de la que ha informado este 15 de julio la Universidad de Granada en un comunicado, pone de manifiesto la rápida diversificación y estabilización de la comunidad bentónica, aquella formada por los organismos que habitan en el fondo de los ecosistemas acuáticos, tras el impacto del meteorito que ocasionó la extinción en masa de final del Cretácico (K-Pg).
Aunque el impacto del asteroide ocasionó una de las cinco grandes extinciones en masa del Fanerozoico y como consecuencia no sólo se extinguieron los dinosaurios, sino que desaparecieron el 70% de las especies marinas y continentales que vivían en ese período, los resultados obtenidos en esta investigación conjunta por el catedrático del departamento de Estratigrafía y Paleontología de la Universidad de Granada, Francisco Javier Rodríguez-Tovar, revelan que si bien la recuperación no fue brusca y se desarrolló en diferentes etapas, aproximadamente a los 700.000 años —un tiempo significativamente rápido a escala geológica— la comunidad de organismos generadores de trazas se había recuperado completamente, como lo atestigua el abundante registro de Chondrites, Palaeophycus, Planolites y Zoophycos.
El objetivo de este nuevo estudio era evaluar las distintas fases de la evolución después del impacto del asteroide y calibrar cuándo tuvo lugar la completa recuperación de la comunidad bentónica hasta alcanzar niveles de diversidad y abundancia similares a los previos al incidente. "Esa recuperación no fue brusca, sino producto de distintas fases de diversificación, estabilización y consolidación. De acuerdo con las características de las trazas y los organismos que las generaron, se confirma la importancia de la productividad biológica como el factor clave de esta rápida recuperación", apunta el catedrático partícipe de la investigación. "El aumento de la diversidad está asociado con una mayor abundancia, formas más grandes y una estructura de niveles más profunda y compleja. Dicha recuperación sugiere que se restablecieron rápidamente condiciones paleoambientales favorables dentro de la cuenca donde se produjo el impacto, permitiendo la colonización del sustrato", se puede leer en el artículo de 'Geology'.
El trabajo compara, además, los datos obtenidos con los procedentes de otras grandes extinciones del Fanerozoico, como la correspondiente al final del Pérmico, y revela patrones similares en la recuperación tras el evento de extinción en masa, pero con una gran diferencia en lo que se refiere al tiempo implicado en esta recuperación, que fue mucho menor tras la extinción del final del Cretácico. Los resultados y conclusiones abren una nueva línea de estudio de las extinciones en masa, de gran importancia en la evolución de la vida sobre la Tierra y su recuperación tras cambios ambientales extremos.
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