La primera vez que se supo del extraño fenómeno del ‘agua muerta’ fue en 1893. El explorador, científico y diplomático noruego Fridjof Nansen, durante una expedición marítima al norte de Siberia, experimentó una singular anomalía: su nave fue ralentizada por una fuerza misteriosa y apenas podía maniobrar, y mucho menos alcanzar la velocidad normal. Entrados ya en 1904, se describieron experimentalmente los hechos. Sin embargo, aún se trataba de un misterio sin resolver.
Ahora, gracias a una investigación llevada a cabo por el Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) y la Universidad de Poitiers, y publicada en la revista científica PNAS, este fenómeno ha podido ser explicado. Según han señalado los investigadores, “los cambios de velocidad en los barcos atrapados en el ‘agua muerta’ se deben a las olas, que actúan como una cinta transportadora ondulante donde las naves se mueven hacia delante y hacia atrás”.
Cleopatra y Marco Antonio: una derrota en ‘aguas muertas’
Curiosamente, este fenómeno podría ser la explicación por la cual Cleopatra, última faraona de Egipto, y Marco Antonio, militar y político romano sobrino segundo de Julio César, perdieron su última batalla. Este suceso ocurrió en el año 31 a. C., cuando las grandes naves de Cleopatra se enfrentaron a las débiles embarcaciones de César Octavio, primer emperador romano, durante la Batalla de Actium.
“¿Podría la Bahía de Actium, que tiene todas las características de un fiordo, haber atrapado a la flota de la Reina de Egipto en ‘aguas muertas’?”.
Explicación del fenómeno
Este fenómeno, bautizado como ‘agua muerta’ por el propio Fridjof Nansen, se puede observar en todos los océanos y mares donde se mezclan aguas de diferentes densidades. Así, se pueden contemplar dos sucesos de arrastre en los barcos que navegan dichas aguas: “La resistencia a la formación de ondas causa en el barco una velocidad constante y anormalmente baja; mientras que el arrastre de olas se caracteriza por oscilaciones de velocidad en el bote atrapado”.
Para llegar a esta conclusión, los científicos utilizaron una clasificación matemática de diferentes ondas internas, y un análisis de imágenes experimentales en la escala de subpíxeles. El resultado de este trabajo demostró que las variaciones de velocidad de los barcos situados en ‘aguas muertas’ se deben a “la generación de ondas específicas que actúan como cinta transportadora ondulante, sobre la cual la nave se mueve hacia delante y hacia atrás”.
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