Investigadores de la Universidad de Aarhus
(Dinamarca), han descubierto unas bacterias que funcionan como cables
eléctricos vivos. Según han explicado los autores del trabajo, publicado en 'Nature',
el hallazgo se produjo al medir las corrientes eléctricas en el fondo del mar.
Los científicos creían que tenían lugar debido a diferentes bacterias y a
través de un conjunto de cableado externo. Sin embargo, el nuevo estudio ha
determinado que el proceso tiene lugar en el interior de las bacterias.
"El experimento muestra que las conexiones eléctricas en
el fondo marino son estructuras sólidas construidas por las bacterias",
ha explicado uno de los investigadores, Christian Pfeffer, quien consiguió
interrumpir las corrientes eléctricas tirando de un delgado cable,
horizontalmente, a través del fondo marino.
Al microscopio, los científicos observaron un tipo hasta
ahora desconocido de bacterias multicelulares - siempre presentes cuando los
investigadores medían las corrientes eléctricas. "La idea de que estas
bacterias podían ser cables eléctricos se confirmó cuando se observó, dentro de
la bacteria, alambres parecidos a cadenas delimitadas por una membrana",
ha explicado el autor, Nils Risgaard-Petersen.
La bacteria es cien veces más delgada que un cabello y
funciona como un cable eléctrico, con varios hilos aislados dentro de ella, muy
similar a los cables eléctricos habituales.
"Estos cables biológicos aislados parecen simples, pero
poseen una complejidad increíble a nanoescala", ha afirmado
otro de los científicos, Jie Song, quien utilizó nanoherramientas para mapear
las propiedades eléctricas de las bacterias-cable.
En los fondos marinos viven decenas de miles de kilómetros
de bacterias-cable bajo un solo metro cuadrado. La capacidad para conducir la
corriente eléctrica aporta a las bacterias-cable beneficios tan grandes, que
consiguen gran parte de la energía de los procesos de descomposición en el fondo
del mar. A diferencia de otras formas conocidas de vida, las bacterias-cable
mantienen una combustión eficiente en la parte libre de oxígeno del lecho
marino; sólo se requiere que el extremo de una bacteria alcance el
oxígeno que el agua de mar proporciona al lecho marino. Sin embargo, pequeñas
perturbaciones pueden ocasionar una "rotura de cable", fatal en
las bacterias frágiles.
"Por un lado, este hallazgo es aun irreal y fantástico.
Por otro lado, también es muy tangible", ha afirmado el
coautor, Lars Peter Nielsen. El futuro dirá si este resultado maravilloso de la
evolución biológica podrá ser utilizado en nuevos tipos de productos
electrónicos.
Judith Tobeñas
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