La nebulosa planetaria Fleming 1 en la constelación de
Centaurus vista por el telescopio VLT (Very Large Telescope) de ESO.EFE/ESO/H. Fleming
1 es un ejemplo paradigmático de nebulosa planetaria en la que se
observan chorros de gas que se alejan del centro a muy alta velocidad siguiendo
trayectorias curvadas en forma de S. Fue descubierta hace apenas un siglo por
Williamina Fleming, la antigua sirvienta del director del Harvard College
Observatory, quien la contrató para procesar datos astronómicos tras demostrar
su talento.
"A pesar de su nombre, las nebulosas planetarias nada
tienen que ver con los planetas y son nubes de gas caliente expulsadas por
estrellas moribundas. Pero aún quedan muchas cuestiones que responder,
especialmente sobre el origen de las formas tan complejas, variadas e
inesperadas que las caracterizan", explica el investigador del IAC Romano
Corradi.
El equipo combinó observaciones en el VLT con modelos
físicos para explicar por primera vez la formación de Fleming 1 y al estudiar
en detalle la luz que emanaba del centro de la nebulosa descubrieron no una
sino dos estrellas que giran rápidamente una alrededor de la otra cada 1,2
días.
"El origen de las hermosas e intrincadas formas de
Fleming 1 y objetos similares ha sido un tema controvertido durante muchas
décadas", señala Boffin, quien explica que gracias a esta investigación se
ha encontrado que la pareja de estrellas orbita mil veces más cerca.
Corradi añade que en esta espectacular nebulosa se observa
cómo la naturaleza crea estructuras complejas, organizadas y simétricas
siempre que disponga de una fuente abundante de energía. En este caso, la
enorme fuerza gravitatoria debida a la órbita tan cercana de las dos estrellas,
apunta.
La investigación que publica Science es una prueba
más de la creciente importancia de las estrellas binarias en
astrofísica, pues muchos de los fenómenos más energéticos, como las supernovas
y los estallidos de rayos gamma, son resultado de la interacción entre parejas
de estrellas que orbitan entre sí.
"Ahora sabemos que estas interacciones son también
claves para entender las nebulosas planetarias, una fase de la vida de las
estrellas que también atravesará nuestro Sol dentro unos miles de años",
señala el investigador del IAC.
Explica el IAC que cuando una estrella con una masa parecida
al Sol se aproxima al final de su vida, se desprende de sus capas externas,
y éstas forman una brillante nebulosa planetaria gracias a la intensa radiación
del núcleo caliente.
Mientras que las estrellas son prácticamente esféricas,
muchas de estas nebulosas tienen una morfología extremadamente compleja.
Algunas de las más espectaculares -Fleming1 entre ellas- presentan estructuras
que guardan una simetría particular en forma de S.
Cuando se forman por parejas de estrellas, el fenómeno se
explica porque una de ellas actúa como un "vampiro estelar" al
absorber el material de su compañera.
Este material fluye hacia la estrella vampiro creando una
estructura en forma de disco llamada "disco de acreción", indica
el centro investigador, quien señala que la interacción gravitatoria del disco
con las dos estrellas provoca que éste se tambalee de modo semejante a una
peonza, un movimiento que los astrofísicos llaman precesión.
A su vez, este movimiento afecta al comportamiento de
cualquier material que sea lanzado desde el sistema y, como prueba el estudio,
causa el patrón simétrico en forma de S observado en los chorros de
alta velocidad de Fleming 1.
Judith Tobeñas
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