En un reciente trabajo publicado en la revista norteamericana PNAS, neurocientíficos de la Universidad Autónoma de Madrid
(UAM) y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) aportan pruebas que contradicen la teoría prevalente
que explica la actividad que ocurre en nuestro cerebro cuando tomamos
decisiones basadas en la percepción.
Los especialistas descubrieron que las decisiones tomadas en contextos de mucha incertidumbre están definidas en gran medida por mecanismos generados internamente en el cerebro.
Estos mecanismos representan la estrategia que ha desarrollado el individuo para optimizar el número de decisiones acertadas y, por consiguiente, el beneficio que obtiene a partir de ellas.
El estudio además proporciona información sobre la dinámica neuronal que revela cómo se forma una decisión.
Según argumenta, la señal generada internamente activa una población de neuronas pertenecientes a un área cerebral de alto nivel cognitivo, produciendo la activación coordinada de grupos de neuronas durante el proceso de decisión.
Los especialistas descubrieron que las decisiones tomadas en contextos de mucha incertidumbre están definidas en gran medida por mecanismos generados internamente en el cerebro.
Estos mecanismos representan la estrategia que ha desarrollado el individuo para optimizar el número de decisiones acertadas y, por consiguiente, el beneficio que obtiene a partir de ellas.
El estudio además proporciona información sobre la dinámica neuronal que revela cómo se forma una decisión.
Según argumenta, la señal generada internamente activa una población de neuronas pertenecientes a un área cerebral de alto nivel cognitivo, produciendo la activación coordinada de grupos de neuronas durante el proceso de decisión.
¿Cuándo decidimos?
Según publica UAM Gazette, estos resultados contradicen la teoría actual sobre cómo es el mecanismo cerebral que subyace a una decisión. Esta teoría indica que la llegada de un estímulo sensorial aumenta la actividad neuronal y que la decisión se alcanza cuando esta actividad supera cierto umbral.
Según esto, en el contexto de una estimulación débil o incluso ausente, la actividad de las neuronas estaría dada por la actividad cerebral de fondo, es decir, por ruido neuronal.
De esta forma, la decisión tendría un comportamiento aleatorio que explicaría por qué el sujeto afirma haber recibido un estímulo aun cuando éste no haya sido aplicado.
El trabajo recientemente publicado es producto de una colaboración entre el grupo de Neurociencia Computacional de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y laboratorios del Instituto de Fisiología Celular y del Instituto de Neurobiología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Sus resultados afilan un debate que hoy es fundamental sobre el terreno de las neurociencias: ¿Nuestras decisiones se forman luego de que somos conscientes de las evidencias que las fundamentan? O, por el contrario, ¿las decisiones se definen antes de que las evidencias han alcanzado la consciencia?
Experimentos que estudian decisiones
La toma de decisiones basadas en la percepción se refiere específicamente al acto de realizar una elección entre una serie de alternativas, teniendo como información la evidencia sensorial. ¿Cómo se refleja este proceso en la actividad del cerebro? El estudio de este interrogante puede ser abordado a través de experimentos en los cuales un sujeto debe decidir si ha recibido o no una débil estimulación sensorial.
Estos experimentos permiten a los investigadores estudiar qué ocurre en el cerebro mientras se está formando una decisión. Dado que la estimulación es débil y el momento en el que se aplica es incierto, la tarea resulta compleja.
Desde el punto de vista neurobiológico, el estudio del proceso de decisión se lleva a cabo midiendo la actividad neuronal al mismo tiempo que el sujeto está decidiendo entre dos posibles alternativas.
En los experimentos del trabajo recientemente publicado, se utilizó como estimulación sensorial una vibración táctil que era aplicada en uno de los dedos de los sujetos estudiados.
Estos debían indicar si habían percibido o no una vibración, y se les recompensaba en los casos en que sus decisiones eran correctas. La dificultad en la toma de la decisión provenía no sólo de que la vibración era frecuentemente débil o ausente, sino también de la incertidumbre
sobre el momento en la cual se producía.
Fue así como los resultados obtenidos mostraron que existe una señal generada internamente, la cual predispone al individuo a afirmar categóricamente que ha percibido una vibración, aun cuando ésta no haya sido aplicada.
Según los autores, estas evidencias permiten concluir que no es el ruido neuronal lo que determina la decisión, sino que ésta resulta de inferencias que realiza el cerebro sobre lo que ocurre en el mundo sensorial.
Según publica UAM Gazette, estos resultados contradicen la teoría actual sobre cómo es el mecanismo cerebral que subyace a una decisión. Esta teoría indica que la llegada de un estímulo sensorial aumenta la actividad neuronal y que la decisión se alcanza cuando esta actividad supera cierto umbral.
Según esto, en el contexto de una estimulación débil o incluso ausente, la actividad de las neuronas estaría dada por la actividad cerebral de fondo, es decir, por ruido neuronal.
De esta forma, la decisión tendría un comportamiento aleatorio que explicaría por qué el sujeto afirma haber recibido un estímulo aun cuando éste no haya sido aplicado.
El trabajo recientemente publicado es producto de una colaboración entre el grupo de Neurociencia Computacional de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y laboratorios del Instituto de Fisiología Celular y del Instituto de Neurobiología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Sus resultados afilan un debate que hoy es fundamental sobre el terreno de las neurociencias: ¿Nuestras decisiones se forman luego de que somos conscientes de las evidencias que las fundamentan? O, por el contrario, ¿las decisiones se definen antes de que las evidencias han alcanzado la consciencia?
Experimentos que estudian decisiones
La toma de decisiones basadas en la percepción se refiere específicamente al acto de realizar una elección entre una serie de alternativas, teniendo como información la evidencia sensorial. ¿Cómo se refleja este proceso en la actividad del cerebro? El estudio de este interrogante puede ser abordado a través de experimentos en los cuales un sujeto debe decidir si ha recibido o no una débil estimulación sensorial.
Estos experimentos permiten a los investigadores estudiar qué ocurre en el cerebro mientras se está formando una decisión. Dado que la estimulación es débil y el momento en el que se aplica es incierto, la tarea resulta compleja.
Desde el punto de vista neurobiológico, el estudio del proceso de decisión se lleva a cabo midiendo la actividad neuronal al mismo tiempo que el sujeto está decidiendo entre dos posibles alternativas.
En los experimentos del trabajo recientemente publicado, se utilizó como estimulación sensorial una vibración táctil que era aplicada en uno de los dedos de los sujetos estudiados.
Estos debían indicar si habían percibido o no una vibración, y se les recompensaba en los casos en que sus decisiones eran correctas. La dificultad en la toma de la decisión provenía no sólo de que la vibración era frecuentemente débil o ausente, sino también de la incertidumbre
sobre el momento en la cual se producía.
Fue así como los resultados obtenidos mostraron que existe una señal generada internamente, la cual predispone al individuo a afirmar categóricamente que ha percibido una vibración, aun cuando ésta no haya sido aplicada.
Según los autores, estas evidencias permiten concluir que no es el ruido neuronal lo que determina la decisión, sino que ésta resulta de inferencias que realiza el cerebro sobre lo que ocurre en el mundo sensorial.
Judith Tobeñas
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